Análisis del consumo de leña en los hogares rurales
Basado en un modelo de simulación con Vensim
Rodolfo Carlo Ríos Martínez Soto
biol.carlorios@gmail.com
El consumo de leña representa una parte muy importante del consumo energético
de los hogares en México, particularmente de los hogares rurales. En el presente
trabajo buscamos modelar, a través de la herramienta de la simulación de
sistemas dinámicos, el comportamiento en el consumo de leña para dos
escenarios: el primero referido al agotamiento del recurso a través de la presión
ejercida desde los hogares urbanos y el segundo referido al impacto en la calidad
de vida de las personas.
En México, el consumo residencial representó el 18.09% (686.47 Pj) en 1992 y el
14.84% (765.21 Pj) en 2010 respecto al consumo final total.3 Aunque representa
una disminución en términos porcentuales respecto al consumo final total, el
incremento en los últimos 20 años del consumo residencial ha sido de un 11.5%.
El consumo residencial puede dividirse en seis grandes rubros: el consumo de
energía solar, de leña, de gas licuado, de querosenos, de gas seco y de
electricidad.
En el presente trabajo nos interesa conocer el consumo de leña de los hogares
rurales de México. ¿Por qué en los hogares rurales? Debido a que el consumo de
leña se da, en mayor medida, en este tipo de hogares; esto sucede así por distintas razones de las que rescatamos la posibilidad de acceso directo como un
bien ambiental brindado por los ecosistemas, pero también como un recurso que
es habitualmente un bien gratuito.
El consumo de leña se da en los deciles más bajos de ingresos (Rosas-Flores y
Gálvez, 2010, p2598) (Gráfica 1) y no existe una sustitución directa relacionada
con el ingreso tal como Manning y Taylor (2014, p127) (Tabla 2) han señalado. Lo
que sucede en realidad es que existe una mezcla entre lo distintos combustibles
utilizados.
La leña forma parte del conjunto de bienes y servicios ecosistémicos. A partir de la
Evaluación de los Ecosistemas del Milenio (Millenium Ecosystems Assessments,
en inglés) se definieron las distintas dimensiones de bienestar humano que son
brindados el conjunto de factores bióticos y abióticos en interacción, es decir, por
los ecosistemas del mundo. Este informe es uno de los antecedentes más
recientes que sirven para justificar nuestro trabajo. La madera como materia como
combustible, es un factor que contribuye a la seguridad humana y como material
básico para garantizar la calidad de vida. A continuación, compartimos el esquema
original del informe que simplifica la relación entre los servicios ecosistémicos y los
constituyentes del bienestar humano.
En el modelo consideramos que la cantidad de árboles está relacionada con su dinámica de
crecimiento y reproducción, y al mismo tiempo con la cantidad de árboles talados
para leña. El valor inicial de árboles es estimado de la siguiente forma: La
superficie del país es de 1,972,059 km2 de los cuales, la superficie de los bosques
de pino y encino corresponde al 18% de tal superficie (355,059 km2). Desde luego
este es solamente uno de muchos tipos de bosques y selvas en nuestro país, pero
nos ha parecido pertinente tomar esta referencia porcentual como la cantidad de
superficie de la cual es posible aprovechar la madera para leña. Pensamos que
una densidad de árboles maderables pertinente en México es de 100 por Km2. Del
mismo modo, consideramos que únicamente es utilizado un 10% de ellos como
combustible
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