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Boletín de Dinámica de Sistemas

LA ECONOMIA ECOLOGICA

Basado en un modelo de simulación con Vensim

LA ECONOMIA ECOLOGICA


Si tiene algún sentido esta revisión del concepto de sistema es debido a que su uso meramente lógico no facilita alumbrar nuevas preguntas para el desarrollo del conocimiento, habilitando a lo más nuevas respuestas o aproximaciones para los problemas ya planteados por los desarrollos científicos clásicos. Un caso singular que sirve para ejemplificar este alcance es el de la Economía Ecológica (EE), corriente de pensamiento económico que se ha desarrollado en la crítica a los esfuerzos infructuosos de la economía estándar por dar cuenta de los problemas ecológicos y sociales que han generado los modernos patrones de crecimiento económico.

En el marco de la economía ecológica el concepto de sistema ha ocupado un lugar central (Kapp, 1994; Naredo 1987 ;Funtowicz y Ravetz 1994; Constanza, 1993), y forma parte de su lenguaje implícito. Y esto es así, porque el concepto de sistema ha permitido a la EE poner en evidencia que las relaciones entre economía y naturaleza no se pueden resolver en el marco cerrado de los objetos económicos. El concepto de sistema ha facilitado a la EE una representación relacional de fondo del mundo económico que sirve de argumento para rebatir la aproximación cerrada a los valores económicos de la economía estándar. Los objetos económicos están relacionados en su existir, mediante flujos de materia, energía e información, con toda una serie de otros objetos, que por designación, se denominan naturales, y/o con funciones naturales que tienen lugar dentro de objetos más globales, como son, por ejemplo, la biosfera, o la cuenca hidrográfica. El concepto sistema ha facilitado a la EE la representación de esa realidad relacional sobre la base de la cual se deberían resolver las cuestiones económicas actuales.

De esta forma el concepto de sistema constituye un concepto central en EE. Pero como pasa en toda utilización lógico-objetual del concepto, poco se ha discutido en la propia EE acerca del sistema, entendiéndose que lo que era menester relacionar, para entender y dar cuenta de las cuestiones económicas, era algo ya dado, el medio, los recursos, la producción de valor, etcétera.

También en EE el concepto de sistema se ha entendido como un marco lógico que permite poner objetos dados en relación. Cada uno de esos objetos se consideran descritos por disciplinas científicas particulares. Y por eso la demanda sistémica ha ido acompañada en el caso de la EE por la demanda de multidisciplinariedad. (Naredo. 1993) En ningún momento para la EE lo sistémico ha supuesto que su unidad de análisis, fuese algo distinto que una serie de objetos analíticos dados a priori puestos en relación mediante el concepto de sistema.

De esta forma para la EE el uso del concepto de sistema no ha supuesto modificar la pregunta económica per se. La aceptación implícita del mundo objetual que supone el uso meramente lógico del concepto de sistema ha impedido a la EE formular un nuevo problema económico, quedándose atrapada en la misma pregunta formulada por la economía estándar, solo que en un nuevo contexto, en el de objetos diversos relacionados. Ahora bien, en la medida que cada objeto posee una modalidad científica de representación no equivalente con la del resto, y por lo tanto, dispone de unidades de medida no comparables con el resto (Martínez Alier y otros 1998 , Alier y Schlüpman, 1993), y en la medida que poner en relación objetos, supone poner en relación representaciones complejas de tales objetos, como los flujos ecológicos, con los energéticos, con las descripciones económicas, etcétera, (Funtowicz y Ravetz, 1994) la respuesta a la pregunta económica resulta de facto imposible de resolver en ese nuevo contexto en que la ha re-situado la EE. En ese contexto, por definición, la pregunta planteada por la economía estándar no puede ser resuelta. (Martinez Alier y Schlüpman, 1993) Pero es irresoluble porque la EE ha invertido los términos de la cuestión. La pregunta económica es resoluble sólo para una descripción económica determinada de la "realidad". Es en esa "realidad" en la que surge la pregunta que resulta factible plantearse y resolver. Para otra "realidad" no tiene sentido plantearse la misma pregunta, o bien para otra "realidad" la misma pregunta no puede ser resuelta y es improcedente.

El uso lógico del concepto de sistema ha dejado a la EE anclada a la pregunta económica de la economía estándar, a la pregunta económica que se deriva de un supuesto mundo constituido por objetos separados y eternos. La EE no ha podido materializar una propuesta disciplinar consistente porque ha desperdiciado, hasta ahora, la oportunidad que le ofrece un uso ontológico del concepto de sistema, que le hubiese facilitado escapar de la visión objetiva-racional del mundo de la economía estándar, y así formular, para ese mundo, una nueva pregunta económica. Los esfuerzos en EE por formular un objeto propio de análisis no pueden sino estar viciados de partida, pues en vez de ser el resultado de demostrar que la pregunta económica estándar es equivoca para el "mundo" que ilumina una aproximación sistémica ontológica, se derivan de demostrar que ésta no se puede responder per se. El objeto de análisis de la EE surge, entonces, antes que como una propuesta positiva, como una propuesta a lo que se puede hacer, cuando lo que se debe, no se puede.

De ahí se deriva que las formulaciones de objetos de análisis en EE carezcan de una dimensión analítica clara que facilite su desarrollo operativo. La siguiente cita ilustra bien los esfuerzos por definir un objeto de análisis en EE, "Ecological economics has been defined as the 'science and the management of sustainability' (Constanza, 1991). More modestly, we defined Ecological Economics as 'the study and assessment of (un) sustainability'" ( Funtowicz, Martinez-Alier, Munda, Ravetz). Si no fuese porque el concepto de sustentabilidad carece de una dimensión analítica precisa, o determinada, podría esta definición tener algún alcance analítico operativo, pero como no es el caso, su utilidad práctica es limitada.

De una naturaleza similar es otra definición posterior proporcionada también por Constanza, quien, ante la dificultad de hacer operativo un ámbito de análisis que "..addressees the relation ships between ecosystems and the economic systems in the broadest sense", termina por sostener una nimiedad tautologica, "Ecological economics will, in the end, be what Ecological Economist do." (Constanza 1997, pág. 10-11)

Ante la ausencia de toda partitura es difícil asumir que un proyecto de EE basado en el uso lógico del concepto de sistema sea, como se sostiene a veces, una "orquestación de las ciencias" para el estudio de la sostenibilidad. (Martinez-Alier y otros, 1998)

Rodrigo Jiliberto Herrera
Economista, MSc. Director de TAU Consultora Ambiental
Santa Matilde 4
28014 Madrid, España
rjiliberto@taugroup.com

(*) Puede solicitar información más detallada de este trabajo al autor


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