José L. Rodríguez Serrano
Hace siete años comencé a trabajar con “familias en crisis” realizando visitas semanales o quincenales a sus domicilios. Entrando en los hogares de la gente, siempre tuve la impresión de adentrarme en un mundo inexplorado, un espacio virgen que ofrece continuas sorpresas, nuevas sensaciones y “paisajes” muy diferentes.
Comencé pronto a pensar que aunque había abandonado la biología porque el laboratorio era un lugar frío para mí, sin embargo el espíritu investigador me acompañaba siempre y a menudo pensé que me adentraba en el mejor laboratorio posible: Aquel en el que se trabaja “in vivo”, con las manifestaciones reales e instantáneas de seres vivos altamente evolucionados, en su propio entorno vital y siendo testigo de excepción “en el campo de juego” de acontecimientos que jamás se volverían a repetir, pues cada interacción que se produce en el entorno familiar es única e irrepetible.
Es aquí donde encontraba la dificultad para abordar un verdadero proceso de investigación sobre las familias. No tenía la posibilidad de reproducir fenómenos de tan elevada complejidad. Simplemente podía observar, introducirme en el sistema familiar y operar desde dentro, que dicho sea de paso, es una tarea suficientemente estimulante en sí misma.
No existen segundas oportunidades, en la intervención familiar. No es posible deshacer lo hecho ni desdecir lo dicho y no se pueden hacer pruebas para observar posibles resultados. Es cierto que los mapas mentales de la dinámica familiar en cada hogar que yo visitaba, existían en mi cabeza e intentaba plasmarlos en informes, gráficos y esquemas, mas allá de los clásicos genogramas. Sin embargo, no disponía de ninguna herramienta que permitiera trasladar las imágenes mentales sobre lo que yo observaba en los hogares, a un soporte existente fuera de mí que fuera útil para comunicar con otros y conmigo mismo sobre la experiencia con “la familia”.
Tomando como referencia la Teoría de los Sistemas Vivientes de Miller comencé a aplicar los 19 subsistemas críticos al Sistema familiar, utilizando como herramienta la Dinámica de Sistemas, para mostrar gráficamente cómo podía establecerse la relación entre los diferentes subsistemas en una familia tipo, introduciendo la diferenciación entre niveles, flujos, variables y constantes, a la vez que se utilizan los lazos de realimentación como las partículas elementales del modelo básico.
Para la elaboración de un molde descriptivo del funcionamiento familiar comencé por las categorías de cada acción simple, es decir en el nivel individuo y encadenándolas, modelando así la relación en sus niveles superiores de interacción, prestando atención a la forma en que se conectan los fragmentos de acción simple entre los participantes, de tal forma que las categorías de la interacción consisten en designar las pautas de relación, no las pautas de la acción. Estas últimas son visibles pero aquellas son internas. Para clasificar estas relaciones se necesita ver al menos tres fragmentos de acción simple. Como propusieron Bateson y Jackson, una relación será simétrica o complementaria (retroalimentación + o -) según “como se vincule cada fragmento de conducta con los fragmentos anteriores y posteriores de la relación cara a cara”.
El próximo orden de análisis concibe estas pautas de interacción como parte de una trama organizativa más amplia. Así pues las descripciones de la coreografía, establecen como son pautadas, a su vez, las pautas de interacción que se habían discernido previamente (los temas simétricos y complementarios), o sea, establecen de que manera se conectan entre sí o forman una secuencia. Por consiguiente, dentro de una clasificación de la forma a estas pautas de organización de orden superior se las puede denominar categorías de la coreografía.
Entiendo la aportación de la dinámica de sistemas y de la creación de modelos como un elemento adicional, que ayuda a describir, analizar, sintetizar y simular las organizaciones de orden superior y encontrar algunas categorías de la coreografía, como un sistema ecológico mas abarcador permitiendo accesibilidad a los dramas representados por las familias y las redes sociales.
José Luis Rodríguez Serrano
jlexpreso@hotmail.com
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