NOCION DE LIMITE
Cada vez se me hace más difícil conciliar los límites de tu realidad con los límites de mi imaginación.
Quizás porque tu realidad nace y muere en un amable saludo matinal, mientras que mi imaginación no para de alimentar sueños de amor imposibles.
O porque tu realidad levanta entre nosotros una cordillera sin pasos, y mi imaginación intenta cambiarla por una suave planicie fácil de recorrer
O porque mi imaginación inventa un vado donde tu realidad ha puesto un río caudaloso.
De nada sirve desvelarme buscando una relación funcional que concilie tus intereses y los míos. Vos sos independiente y en nada te afectan mis desvaríos. Yo dependo cada día de una simple e impersonal sonrisa que dispara historias que nunca serán realidad.
Qué curioso. Vos, que pertenecés al mundo de las letras, le has puesto a esta fantasía límites perfectamente definidos, con una impiadosa exactitud de matemática. Y yo, con tantos años de matemáticas a cuestas, he dejado que mis límites tiendan a un vago e inalcanzable infinito, arrastrado vaya a saber por qué inesperado arranque de poeta.
FACHADAS
De repente se cayeron todas las fachadas.
Como viejos edificios que inesperadamente se derrumban por un terremoto, perdiendo toda su ornamentación externa y dejando al descubierto vigas oxidadas y cimientos carcomidos.
La crisis ,(el terremoto), desvaneció descarnadamente los fantasmas nacidos del afecto. Y me enfrentó una vez más, en el espejo, a un individuo demasiado inocente para sus años, demasiado tozudo a la hora de no querer ver ni aceptar que existen quienes ponen los sentimientos ajenos al servicio de sus intereses. Que necesita de la más cruda evidencia para aceptar el engaño.
Se cayeron todas las fachadas.
Y dejaron al descubierto que debajo del éxito y la inteligencia brillante habitan un egoísmo y una falta de consideración con la gente cuyo único límite lo constituye el temor a la represalia. Y que bajo la simpatía y la creatividad sólo hay enfermedad y descontrol. Y que tras la declamada condición de buena persona necesitada de afecto y ayuda no hay más que mediocridad, miedo, carencias.
Se cayeron todas las fachadas.
Y yo me quedé ante mi computadora, tratando de poner en orden una interna personal donde luchan sentimientos encontrados. Donde se agitan los otros fantasmas, los que no se han desvanecido con el paso de los años. Los fantasmas de la soledad, la incapacidad, el miedo a enfrentar la vida.
Es que se cayeron todas las fachadas. También la mía.
Carmen Aguado
mcaguado@euskalnet.net
Autor del texto: Mario Guido Perez
(*) Puede solicitar información más detallada de este trabajo al autor
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