Modelos de Simulacion. Vensim. Dinamica de Sistemas. Modelos de Simulacion. Vensim. Dinamica de Sistemas. Modelos de Simulacion. Vensim. Dinamica de Sistemas. Vensim.

Boletín de Dinámica de Sistemas

COLABORACIONES

Bitácora propioceptiva
Esteban Alfaro García

Bitácora propioceptiva

El mundo, nuestro mundo (el todo), es un mundo dinámico y complejo; material, social, política, cultural, éticamente, expresa problemas también dinámicos y complejos; por tanto, se hace necesario repensar el mundo y ser.

En un mundo caótico en su fragmentación; resolver o disolver los problemas implica, aunque no siempre explica los [¿cómo?]; la globalización particiona, fragmenta nuestra percepción de los problemas humanos, particularizándolos; los problemas éticos y morales se singularizan: violencia, terrorismo, corrupción, narcotráfico, salud, drogadicción, desintegración familiar, etc.; no alcanzamos a percibir que somos parte del problema al aceptar cotidianamente la violencia, la ausencia de democracia auténtica, la biodegradación del ambiente humano y la aceptación irracional de modelos mediáticos y en consecuencia, de los modelos valorativos externos.

Estas manifestaciones y conductas de descomposición sociocultural no son síntomas; son efectos de nuestra limitada capacidad para producir una educación integral; no es que seamos totalmente responsables de ellas; pero sí, al menos cómplices furtivos de este proceso contradictorio y desordenado.

Evitar sistemicamente el impacto erosivo de complicidad, sugiere que:

No intentemos cambiar el mundo como sistema; intentemos cambiar cada uno de nosotros; si cambiamos nosotros, como parte de ese sistema mayor llamado mundo; habremos cambiado el mundo.

No intentemos cambiar los modelos sociales; si cambiamos individualmente, la sociedad habrá cambiado.

No intentemos percibir lo externo, sin antes ejercitar nuestra propiocepción; pues, no podemos desear en los demás, lo que no hemos sido capaces de recrear en nosotros mismos.


Redundancia incompleta vs. biopsicoactividad

Durante algunos años, se ha considerado al hombre como un ser biopsicosocial; lo anterior tiene un carácter redundante; pues es indudable que la dimensión donde se construye la personalidad es en el proceso de socialización; ambas (psique y socius) son causa y efecto de su misma bidireccionalidad recíproca en permanente (y deseada) retroacción.

Por tanto, es necesario construir un marco conceptual diferenciado de nuestro sistema humano particular a partir del sistema de conciencia y considerar al ser (humano) como un ser biopsicoactivo; es decir, tener conciencia de nuestros ser biológico (que siente, percibe y representa), de nuestro ser personológico (cognitivo, afectivo y social) y de nuestra actividad (cognitiva, axiológica, comunicativa y práctica).

Así como del sistema regulador superior de nuestra conciencia, el sistema de pensamiento (pues es el pensamiento el que determina nuestras acciones); después de todo, toda acción es resultado de uno, un conjunto o una serie de pensamientos.

La realidad para transformarla es preciso sentirla, percibirla y representarla; por tanto, debemos tener conciencia de nuestra "animalidad", conciencia de nuestra capacidad anatómico funcional, de adaptación y adaptabilidad, hasta el ser social que se convierte en persona, y esa persona en personalidad.

Es en esa conciencia de nuestra personalidad donde el hombre genéricamente conoce, manifiesta sus amores o desamores y socializa; y en ese proceso de socialización construye, reconstruye y transforma cotidianamente su conducta.

Y por supuesto, conciencia de su actividad, pues es la actividad (como categoría filosófica) la que transforma el mundo; pero antes, es necesario distinguir que la dimensión cognitiva de la personalidad es el conocimiento como información o instrucción, mientras que en el sistema de actividad es el, cómo aplica esos conocimientos; los conocimientos deberán en consecuencia poder comunicarse de manera coherente; es decir, en coincidencia entre el pensar y el hacer; y ese conocimiento y poder discursivo deberá estar inmerso en sus valores fundamentales como ser particular; es decir, en la dimensión valorativa, pues toda acción del sujeto implica una expresión de la omnijetividad de sus valores; y por último la dimensión práctica, que es la integralidad del hacer o actuar del sujeto, como un ser socialmente biodiverso, dinámico y complejo, en su manifiesta incompletud autoecoorganizada.

Por tanto, un objetivo primordial debería ser: Priorizar la modificación libre, democrática y digna del sistema de pensamiento de nosotros mismos a través de la comunicación dialógica asistémica; es decir de la reflexión personal donde el sujeto (en el proceso comunicativo) se pregunta y contesta (emisor/perceptor) a si mismo su realidad (como ser valorado intrínsecamente); es decir, el sujeto como actor libre en un monólogo conciente sobre esa interrogante.

¿Cuáles son mis valores y cómo actúo con ellos?

Después de todo, el diseño de un sistema dinámico, no es más que un modelo; es decir, una representación simplificada de la realidad; y en esa realidad comunicada, se refleja nuestra experiencia sociohistórica, nuestro pensamiento y nuestros valores.

Pero, para que el modelo realmente cambie, requiere de nuestra actividad conciente; no hacerlo será simplemente, una simulación sin valor; es decir, una simulación ... verdadera.

"Recreando hoy, el futuro de la educación".

(*) Puede solicitar información más detallada de este trabajo al autor


Cursos Online


.

Google