PREDICCIONES CATASTROFISTAS
La creación de modelos de simulación enfocados a un entorno global es una práctica que podemos remontar a los postulados de Malthus, en su "Ensayo sobre el principio de la población" (1798), que nos señala al aumento de la población como un peligro para la subsistencia del mundo y recomienda la restricción voluntaria de los nacimientos.
Hacia mediados de los años 70 encontramos a Forrester con "World Dynamics" y a Meadows con "Dynamics of Growth in a Finite World" donde el uso de modelos de simulacion permiten sostener esta misma idea con un aire de mayor objetividad.
Mucho más adelante, hacia principio de los 90 aparece un artículo en Newsweek con Sterman y Forrester anticipando un colapso total en un corto período de tiempo.
Cada nuevo estudio añade un personaje más al grupo que podríamos denominar "los catastrofistas". La pregunta que hemos de formularnos es la siguiente ¿qué ha llevado una y otra vez a personas inteligentes y bien informadas a estas proposiciones donde desarrollo y sostenibilidad son términos antagónicos?.
El ambiguo concepto de Desarrollo Sostenible es hoy de más actualidad que nunca, después de las cumbres de Rio y de Johanesburgo. Y el nivel de conciencia colectivo de que es necesario un nuevo enfoque hacia el futuro, si queremos que este exista, es también un aspecto nuevo de la sociedad actual.
Todos estos aspectos nos llevan a la reflexión sobre si estamos abocados a una catastrofe colectiva, o bien si existe un camino por estrecho y sinuoso que sea. En realidad no sabemos si ha hemos cruzado la linea de no retorno hacia el desastre, o bien si aún estamos a tiempo de tomar medidas eficaces. Los procesos naturales pueden ser muy lentos, de forma que los cambios que el hombre ha ido produciendo en los ultimos siglos pueden mostrar sus efectos en el siglo que comenzamos, sin cambios aparentes hasta la fecha.
Más como una impresión personal que como el resultado de un determinado estudio, mi opinión es que hemos de analizar la generación de contaminación como el resultado natural de la actividad industrial, y esta actividad nace a principios del siglo XX y perdura durante todo ese siglo, tal vez alcanzando su máximo a finales de siglo. Es muy posible que a partir de ahora veamos una progresiva disminución de su peso en la actividad humana -igual que sucedió con la agricultura- de forma que a finales de siglo XIX podría ser una actividad del mismo orden que hoy lo es la agricultura en los paises desarrollados: entre el 5 y el 10% de la población.
Las consecuencias de la disminución de la actividad industrial, reemplazada por los servicios, serán muy significativos en los niveles de consumo de recursos energéticos y en los niveles de contaminación. Si es así, y hay muchos factores para pensar que es muy probable, la catastrofe ecologica quedaría aparcada para los libros de historia.
No obstante hay un aspecto que añade dramatismo e incertidumbre a ese futuro. Este aspecto son los aspectos sociales, es decir los conflictos. Nos hemos acostumbrado a la idea de que la Tierra es un sistema cerrado desde el punto de vista ecológico, con los retos que esto comporta de escasez de recursos, pero tal vez deberemos de empezar a percibir a la Tierra como un sistema socialmente cerrado.
Hasta no hace muchos años podriamos afirmar que la Tierra era habitada por diferentes sociedades organizadas en naciones con algunos flujos de materias entre ellos, y flujos no significativos de personas. El auge en los últimos años del siglo XX de las telecomunicaciones - con el fenómeno de Internet incluido - rompe este esquema, y nos situa en un mundo donde cualquier persona se comunica con cualquier otra en cualquier parte del mundo y en cualquier momento.
Vivir en un sistema socialmente cerrado nos va a originar un creciente número de conflictos. De hecho tal vez podríamos aplicar la ecuación de Clausius, la cual afirma que la entropía como medida del desorden tiende a aumentar en un sistema cerrado. Si es así, hay razones para pensar que el riesgo de una catastrofe social es cada vez más real.
Un saludo.
Juan Martín García
jmg@atc-innova.com
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