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Dinámica de Sistemas

Boletín de Dinámica de Sistemas

COLABORACIONES
LA CABRA MONTES

LA CABRA MONTES


(Capra pyrenaica hispanica)
Sierra Madrona y Sierra Quintana (Ciudad Real - Jaén).
Real Club de Monteros


Luis Sánchez Hernández


ANTECEDENTES

La supervivencia histórica de las cabras monteses originales de Sierra Madrona es, desde la extinción del bucardo de los Pirineos, más trascendente que nunca. Habiendose desarrollado además, sin la figura de protección de un espacio natural, como paralelamente sucedía en el Parque Nacional de Ordesa. En este caso la tutela y salvaguarda de esta población relicta de cabra montés, ha sido labor meritoria de propietarios y gestores que en materia de conservación, se adelantaron a su tiempo.

Extinguida del resto de la Cordillera Mariánica, desde mediados del siglo XX, resultó trascendental el interés por protejer la especie en la finca de Las Aulagas, desde la década de los sesenta, cuando el nº de reses no superaría la veintena.

La cabra montés de Sierra Madrona habita un entorno especializado en la caza del venado mediante montería tradicional, en fincas de lindes cerradas. Este aprovechamiento cinegético aporta infraestructuras y recursos humanos, que en distinta medida se extienden a la protección de la cabra de Madrona.

La singularidad de la citada colonia de monteses justifica la realización del estudio promovido por el Real Club de Monteros, que aporte información sobre su demografía, biometría y estado sanitario. El pasado año 2000 en reuniones de trabajo matenidas con D. Iñigo Moreno de Arteaga, Marqués de Laula y Presidente del Real Club de Monteros, se determinan como objetivos prioritarios delimitar el área de distribución, la estimación del tamaño de la población y su estructura, así como desarrollar medidas de protección y mejoras para garantizar el futuro de este núcleo de cabras monteses.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

La bibliografía disponible sobre la cabra montés de Sierra Madrona es muy escasa, una breve mención de su existencia se repite de forma continua en cualquier referencia sobre la distribución de las monteses en España.

De principios de siglo provienen los relatos de A. Chapman y W. J. Buck, sobre Sª Morena y sus desventuras con las cabras monteses en las propiedades del Marqués del Mérito en Sª Quintana. Mérito en un escrito, refiere a los ingleses como esta cabra montés era la pieza más dificil de cazar de todas; lo que quedaba probado por el hecho de que los cazadores locales ("en un pueblo donde cada hombre era un cazador") no habían logrado exterminarlas.

Eduardo Trigo de Yarto, en los años sesenta escribe para la revista Caza y Pesca unos artículos sobre la situación de la cabra montés en la Peninsula. Haciendo referencia al escaso nº de cabras monteses en la Cordillera Mariánica, donde la cabra montés habría desaparecido "en proporción aterradora", estimaba que solo existirían una veintena de ejemplares supervivientes en la parte central de Sª Madrona, donde vió dos machos en enero de 1957.

En otro de sus artículos, ocupandose de especies en peligro inmediato de extinción, tras mencionar al Bucardo de Monte Perdido (Capra pyrenaica pyrenaica), incluye a la cabra montés del Macizo de Madrona, como Capra pyrenaica cabrerae. Advirtiendo que la extinción de esta última constituiría una pérdida irreparable para la fauna ibérica.

Domingo Cadenas, (en Goméz Sequeira, 1999) resume el pasado más reciente de la cabra de Madrona en Las Aulagas, y resalta el papel crucial de uno de sus antigüos propietarios, Pedro Ceballos- Zuñiga, Vizconde de la Montesina, así como el asesoramiento de Rafael Notario desde la administración.

DISTRIBUCIÓN Y DENSIDAD

De manera simplificada localizamos la distribución actual de la cabra de Madrona en dos alineaciones paralelas de sierra que se extienden de este a oeste, al norte la Sª Madrona propiamente dicha, y al sur Sª Quintana, construidas en hileras de cuarcitas armóricas.

Determinando el área de dispersión de la especie y su ocupación en el tiempo, se realizan itinerarios comprobando la presencia de la especie, e identificando siempre que ha sido posible el nº de individuos observados, su sexo y edad. Se registran datos complementarios de altitud, hábitat, comportamiento y climatología general. El trabajo se refleja en cartografía de cuadrícula UTM (1x1Km.), principalmente en escala 1: 25.000.

Como datos provisionales se considera un área de distribución cercana a las 6.000 has.; y una estimación de población de alrededor de 200 ejemplares, lo que se traduciría en una densidad media de algo más de 3 ind./ Km². Siendo pronto aún para reflejar parámetros demográficos.

La baja densidad de cabra montés no ha propiciado la recolonización natural de las sierras centrales de Madrona, y merecen una reseña especial porque en el futuro podrían acoger una reintroducción de la especie, a fin de incrementar el área de distribución de esta linea de cabras salvajes.

CARACTER BRAVO DE LAS CABRAS DE MADRONA.

Desde los primeros contactos producidos en la sierra con estos ejemplares, hemos destacado la extraordinaria reacción de alerta, huída y ocultamiento que manifiestan las cabras monteses de madrona como respuesta ante el avistamiento de seres humanos a distancias inusualmente lejanas. Por nuestra experiencia en el seguimiento y fotografía de otras poblaciones de monteses queremos resaltar este comportamiento de auténtico animal salvaje, que supone un atributo más de este núcleo de monteses y una motivación más para su estudio.

FACTORES FAVORABLES PARA LA ESPECIE

a) Existencia de guardería privada en los territorios cinegéticos.

Ha resultado primordial, el histórico interés de ciertos propietarios o arrendatarios de los derechos de caza mayor, por evitar la desaparición de la cabra de madrona. La presencia de guardería privada no ha evitado la caza furtiva, pero si su libre disposición.

Actualmente hay que hacer mención de las recientes medidas de vigilancia establecidas por la administración autonómica en el Refugio de Fauna de Collado de Vallehermoso y Cerro del Brezalón (Coquiles), en Solana del Pino.

b) Relieve quebrado y vegetación densa.

A pesar de no ser sierras de gran altitud, (cumbres con 1.300 m. de altitud) la presencia del roquedo casi ininterrumpido en toda la longitud de cuerda de la sierra, con una sucesión de roquedos en barrancos y gargantas, ofrecen áreas de gran protección a la especie y facilidad de ocultación. La pendiente y la vegetación se asocian a la dificultad del tránsito en estas laderas; la vegetación (estrato arbustivo) actúa como una barrera previa de paso al roquedo.

De hecho la especie consiguió sobrevivir en este tipo de sierra media española (de baja y media altitud), cuando un siglo y medio antes ya habría desaparecido de áreas como los Montes de Toledo, Villuercas o Peña de Francia.

c) Bajo nivel de turismo de aire libre en gran parte del territorio.

Salvo las zonas más próximas al pueblo de Fuencaliente y a la ctra. N 420, por el momento el turismo de aire libre continúa siendo escaso, y parece concentrarse en los meses estivales. En las áreas más apartadas de Sª. Madrona y de Sª. Quintana, las únicas actividades humanas a destacar serán la celebración de la montería anual de cada mancha, la acción de los furtivos, y algún trabajo silvícola.

d) Mallas cinegéticas franqueables.

Se ha puesto el mayor interés en comprender como limitan los desplazamientos de la cabra montés la instalación de mallas cinegéticas en las lindes de las manchas de caza. La limitación es despreciable o casi inexistente en los roquedos de mayor entidad en la cuerda de Sª Quintana y la casi totalidad de Sª Madrona, a excepción de la parte central de Madrona, donde por la menor presencia de roquedo, se han encontrado tramos de malla que condicionan los movimientos de las cabras de umbría a solana, conduciendo sus marchas a enclaves concretos "saltaderos".

FACTORES DESFAVORABLES

a) Escasez de agua en las cotas altas.

Durante el periodo estival los movimientos de la cabra montés estan muy condicionados por las localizaciones de los abrevaderos. Se ha constatado una reducida disponibilidad estacional de agua en las cotas superiores de la sierra, allí donde el roquedo proporciona más seguridad a la cabra montés. Los testimonios recogidos en la zona entre los profesionales más veteranos, indican que la montaña de hace unas décadas, mantenía una distribución mayor y más regular en los cursos altos de arroyos, fuentes y manantiales, que en los veranos actuales se secan completamente.

El Real Club de Monteros, está promoviendo la instalación de abrevaderos artificiales, ya que se considera una mejora fundamental para el territorio ocupado por la cabra de Madrona.

b) Competencia en recursos alimenticios con el ciervo.

La cabra de madrona, fuera de las áreas más escarpadas del roquedo va a encontrar un monte en el que el principal ramoneador es el ciervo.En la observaciones de campo realizadas hasta el momento, se registra una mayor utilización del roquedo para alimentarse, por parte de las ciervas y los gabatos, que por razones facilmente comprensibles de talla, se verán dominadas por los venados en el ramoneo del monte. Un recurso muy importante es la montanera de otoño, y es de la misma forma un recurso a compartir con el ciervo y el jabalí.

Otro aspecto a destacar es la alta frecuencia con la que se observa a la cabra de Madrona trepar a los árboles. No observado con esa frecuencia en otras poblaciones de monteses (c.p. victoriae reintroducidas en el Sistema Central) que se alimentan en monte mediterraneo. Sin duda estan aprovechando un recurso alimenticio no ocupado por el otro ungulado competidor.

d) Caza furtiva de trofeos.

Ya las referencias escritas del Marqués del Mérito a principios del siglo XX, hacen mención de las habilidades cinegéticas de los pobladores de esta sierra : "...donde cada hombre es un cazador..."; de hecho algunas décadas más tarde consiguen exterminar la cabra en Sª Quintana, y llevarlas al mínimo numérico en la umbría de Madrona.

El própio Jaime de Foxá en los años sesenta, preocupado por el pequeño rebaño de monteses supervivientes en Las Aulagas y Coquiles, se entrevistó con el furtivo de más reputación en Solana del Pino, para convencerle de que respetará a esta especie.

Como es lógico el furtivismo se ha desarrollado conforme la especie se ha ido dispersando por el territorio. No parece que exista caza furtiva de carne, como es tradición en otras sierras con presencia de monteses. La caza furtiva que comenzó por la curiosidad y novedad de acceder al trofeo de una especie histórica en la comarca, donde solo los cazadores más veteranos la habrían conocido, parece que da paso a cierto coleccionismo de trofeos de la especie, machos de casi cualquier edad (con tres o cuatro años el trofeo es comparable en dimensiones al de un corzo) y a una caza comercial ilegal.

El furtivismo produce un efecto nefasto sobre diferentes aspectos de la gestión de la especie:

- afectan sin criterios razonables la dinámica de la población, es una caza selectiva negativa al impedir que los machos alcanzen mayor edad reducen la media de edad de la población de machos adultos y otros menos adecuados cubrirán hembras.

- son restos que permanecen ocultos y que poco aportan al conocimiento de la especie, supone la pérdida de datos biométricos (entre otros) para poder estudiar la evolución de esta linea de cabras en el tiempo.

- oficialmente no pueden ser homologados, al menos con su origen auténtico. De nuevo se produce una pérdida más para el propietario, para la própia comunidad autónoma como un bien cinegético potencialmente premiable y para la población de cabras, ya que no se inscriben nuevos trofeos de esta sierra en el Catálogo Nacional de Homologaciones.

- estas cazas anónimas, impiden finalmente obtener una renta de caza legítima a los propietarios.

En resumen los furtivos estan disparando contra el futuro de la población de cabras de Madrona.

DATOS BIOMETRICOS

Los restos de ejemplares disponibles son escasos, por razones apuntadas anteriormente, baja densidad de reses y caza ilegal. A lo largo de nuestras visitas a la zona nos hemos interesado por localizar cualquier resto de la especie, cabeza o estuche córneo tanto en el propio monte como en manos de particulares.

D. Ricardo Lopez de Carrizosa, Duque de Algeciras, nos ha permitido acceder a trofeos de Sª Quintana conservados desde principios del siglo XX e incluso a las fotografías realizadas en las jornadas de caza de su abuelo el Marques del Mérito, lo que agradecemos profundamente por el valor histórico y científico que suponen para este estudio.

En el caso de Las Aulagas, D. Andrés Elosua nos ha monstrado los mayores trofeos homologados de Madrona resultado de una década de desvelos por la especie y muchos sinsabores por la pérdida de viejos machos a manos de los furtivos.

De la información obtenida por el momento interpretamos que la protección de la cabra en Sª Quintana a principios del siglo XX permitió lograr un incremento de la edad de los machos adultos, que en etapas anteriores dificilmente superarían los cinco años de edad. Modernamente en el caso de Las Aulagas en el inicio de los años noventa ocurriría algo parecido, con el inconveniente de que en sus desplazamiento posteriores al celo estos ejemplares son capturados en otras partes de Madrona de manera ilegal.

Este material ha permitido comparar las dimensiones de los trofeos históricos con los actuales, y comprobar que se ha perpetuado la morfología de los cuernos de los machos; siendo muy uniforme su patrón básico de cuernos altos y cerrados de puntas. Esto parece justificado por tratarse de una población que se recupera de un nivel muy bajo de individuos (episodios de cuello de botella), que determina un origen común y parentesco próximo.

No obstante se han incrementado las longitudes y perímetros de los cuernos, alcanzandose en ciertos casos los mayores conocidos para esta linea de cabras. Afortunadamente algunos de estos ejemplares han podido ser capturados por D. Andrés Elosua en Las Aulagas. El mayor ejemplar homologado, de 253,73 p. CIC, premio de la Junta Nacional de Homologación para la Comunidad Autónoma fué capturado en 1998.

Al margen del valor que estas medidas pueden ofrecer desde el punto de vista de la homologaciones, son de extraordinaria importancia para conocer la salud de los ejemplares y las vicisitudes de su desarrollo. Hay que hacer incapié no obstante que el éxito para las cabras de Madrona, es poder hablar no de un "record", sino de su permanencia en esta sierra a lo largo de la historia.


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