Los manglares son ecosistemas costeros que ilustran un equilibrio dinámico entre factores bióticos y abióticos, donde especies como el mangle rojo (Rhizophora mangle), los cangrejos violinistas (Uca spp.) y los peces juveniles (ej. Lutjanus griseus) interactúan para mantener la estabilidad del sistema. A continuación, se describen los parámetros críticos que regulan este equilibrio:
Parámetros Abióticos (Físico-Químicos):
- Salinidad del agua (35–40 ppm): Los mangles regulan activamente la salinidad mediante filtración en sus raíces. Si la salinidad excede 45 ppm (por sequías o reducción de flujo de agua dulce), su crecimiento se inhibe.
- Nivel de oxígeno en sedimentos (>2 mg/L): Los cangrejos violinistas excavan madrigueras que oxigenan los suelos, evitando la acumulación de sulfuro de hidrógeno tóxico (Biswas & Biswas, 2024).
- Frecuencia de inundación mareal: Las mareas aportan nutrientes y retiran desechos. Una alteración en este ciclo (ej. por construcción de diques) reduce la productividad primaria.
Parámetros Bióticos (Interacciones entre Especies):
- Tasa de descomposición de hojarasca (k ˜ 0.05/día): Los cangrejos y bacterias descomponen la hojarasca del mangle, reciclando nutrientes (nitrógeno y fósforo) que sustentan la red trófica (Torres et al., 2018).
- Depredación por peces (a ˜ 0.1): Los peces juveniles controlan poblaciones de insectos y larvas que afectan al mangle. Sin ellos, plagas como el Hyblaea puera defolian los árboles (Robertson & Duke, 1987).
- Tasa de reclutamiento de propágulos (>50%): Las semillas del mangle (propágulos) deben fijarse en sustratos estables. La pérdida de raíces aéreas por contaminación reduce su éxito (Dahdouh-Guebas et al., 2005).
Perturbaciones Humanas y Umbrales Críticos:
- Deforestación (>30% de pérdida de cobertura): Según estudios en el Golfo de México, superar este umbral reduce la capacidad del manglar para proteger costas de huracanes (Alongi, 2008).
- Contaminación por metales pesados (ej. Hg > 0.5 ppm): Inhibe la respiración de las raíces y mata a los cangrejos, colapsando el reciclaje de nutrientes (MacFarlane et al., 2007).
El manglar demuestra que el equilibrio ecológico depende de parámetros interconectados: salinidad, oxígeno, descomposición, depredación y reclutamiento. Su conservación exige monitorear estos factores, pues, la resiliencia de los manglares tiene límites, y su colapso afecta a pesquerías, biodiversidad y protección costera.
El equilibrio dinámico de los bucles positivos (ej. mangle-cangrejos) y negativos (ej. salinidad) mantienen la estabilidad. Además, existe vulnerabilidad con las perturbaciones como contaminación o deforestación rompen estos bucles, llevando a colapsos. Por lo que se debe monitorear salinidad, controlar contaminantes y proteger cangrejos (especie clave).
La Figura 1, muestra la biomasa de mangle que genera hojarasca, que al descomponerse libera nutrientes, sustentando la población de cangrejos. Estos cangrejos oxigenan los sedimentos, favoreciendo el crecimiento del mangle, cerrando un bucle positivo. Sin embargo, la salinidad y la contaminación pueden reducir el crecimiento del mangle y aumentar la mortalidad de cangrejos, respectivamente. Los peces jóvenes, al controlar plagas, protegen indirectamente al mangle. Este sistema muestra interdependencias clave donde alteraciones humanas (como contaminación) pueden romper el equilibrio.
Los ecosistemas mantienen su equilibrio mediante complejas interacciones entre especies y su entorno, donde las relaciones depredador-presa y competencia por recursos juegan un papel fundamental. Estas dinámicas, descritas en modelos como el de Lotka-Volterra, generan bucles de retroalimentación que estabilizan las poblaciones, pero que pueden verse alterados por factores externos como la intervención humana. A continuación, se presenta la Relaciones y Bucles Estabilizadores en el Modelo de Interacción entre Especies basado en el artículo “Estudios de impacto ambiental con Dinámica de Sistemas” (Guido, s. f.).
En síntesis, el equilibrio dinámico de los ecosistemas se sustenta en bucles de retroalimentación negativa, como la depredación y la competencia, que regulan las poblaciones de especies y mantienen la estabilidad del sistema. Sin embargo, este equilibrio es frágil ante intervenciones humanas, tales como la contaminación y la pérdida de hábitat, las cuales pueden alterar o incluso romper estos bucles, desencadenando efectos en cascada que comprometen la biodiversidad.
(*) Puede solicitar información más detallada de este trabajo a los autores
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