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Boletín de Dinámica de Sistemas

La ecoeficiencia como modelo de desarrollo energético

Basado en un modelo de simulación con Vensim

Leonardo José Lanza Reynolds
leonardo.lanza@gmail.com



Nuestra sociedad en su conjunto se enfrenta al gran desafío y responsabilidad de velar por un uso más eficiente de los recursos naturales en todo nivel. Este desafío parece inalcanzable si no existe una participación firme, coordinada y sistémica de diferentes agentes y procesos en cada país, pasando por las empresas como principales transformadores y generadores de valor, en quienes recae la gran responsabilidad por productos y procesos cada vez más limpios y eficientes; los consumidores que deben concientizarse y exigir bienes y servicios amigables con el planeta; los gobiernos nacionales y locales que deben generar políticas, lineamientos e incentivos para actuar de manera eficiente y los centros de educación e investigación que deben generar y difundir conocimientos y tecnologías alineadas a esta preocupación mundial por el uso inteligente y solidario de los recursos naturales; entre los principales responsables.
Ante este escenario hace unos años ha surgido el concepto de ecoeficiencia, que si bien se concibió en un contexto de negocios, para que las empresas apoyen al desarrollo sostenible, de tal manera que se vuelva más competitivas, innovadoras y sobre todo más responsables con el ambiente; no escapa a la realidad de que las empresas son un elemento más dentro del gran sistema que representa nuestro mundo. Los emprendimientos y mejoras aisladas, poco pueden hacer si no se las concibe en un contexto de interdependencia entre decisiones, políticas, educación, tecnología y voluntad de los actores mencionados más arriba.
El presente documento analiza la situación de sector energético en Bolivia, un país calificado como de los menos eficientes en temas energéticos, relevando las principales políticas y avances en materia de eficiencia energética en Bolivia, identificando los principales actores, procesos y relaciones necesarias para el desarrollo de una estrategia nacional basada en ecoeficiencia y proponiendo un diagrama de flujos básico que explique, en el contexto de la dinámica de sistemas, el desarrollo energético del país.

La Ecoeficiencia como modelo de desarrollo energético

1. INTRODUCCIÓN

La conservación de la energía, su uso eficiente y la utilización inteligente y sostenible de los recursos naturales son temas importantes en los escenarios políticos y económicos mundiales hoy en día. Las diferentes Conferencias de las Naciones Unidas denominadas cumbres mundiales, las reuniones multilaterales de países industrializados y la mirada atenta de aquellos en vías de desarrollo, junto a los compromisos y objetivos de reducción de niveles de contaminación como los planteados en el protocolo de Kyoto, el Pacto Mundial y los Objetivos del Milenio demuestran que estos temas están cada vez más inmersos en las agendas gubernamentales a todo nivel.
Bolivia es un país que no escapa a estas preocupaciones. Lamentablemente, de acuerdo a varios estudios y publicaciones Bolivia está catalogada como uno de los países menos eficientes energéticamente en Sudamérica. Según un diagnóstico del Centro para Estudios de Desarrollo Laboral y Agrario esta ineficiencia y desperdicio de energía han surgido debido a diversas prácticas en la economía boliviana, los que a nivel industrial tienen un gran impacto y resultados competitivos adversos. Por ejemplo se sabe que, en promedio, casi el doble de la energía es utilizada en Bolivia para obtener un producto en relación al resto de América Latina (GUZMAN JC, 2010). Adicionalmente, según el mismo autor, en nuestro país existe una paradoja: mientras algunos sectores pierden energía, otros grandes segmentos de la población carecen de acceso a energía para satisfacer sus necesidades básicas, menos aún para impulsar la producción. Una evidencia crítica de esta realidad la constituye los recientes desabastecimientos de energía que han ido ocurriendo en el país debido al escaso margen en el que se debate la oferta y demanda eléctrica, y que ha derivado en el corte del suministro energético a consumidores domiciliarios e industriales en varias ciudades durante los meses pasados.
En este contexto es necesario adoptar a nivel de país una estrategia de desarrollo que contemple esta problemática. En la última década uno de los modelos sobre los que se plantea el proceso de avance de los países hacia un desarrollo sostenible, es adoptar un enfoque de procesos en lo que se ha llamado la ecoeficiencia. Operar de manera ecoeficiente significa pues aunar los conceptos de desarrollo económico sostenible y protección ambiental, en un marco de aplicación a procesos concretos del sector productivo y ha sido calificada de una nueva “revolución tecnológica”. La ecoeficiencia es la manera en que se mide la vinculación entre economía y medio ambiente en una perspectiva práctica de la sostenibilidad (LEAL, J;2005). Sin embargo, es importante recalcarlo, los gobiernos son actores importantes dentro de una estrategia de ecoeficiencia, apoyándola e impulsándola, ya que sus promotores se transforman en aliados importantes de la acción pública de protección del medio ambiente y uso de los recursos naturales.
En Bolivia, la promoción del uso eficiente de la energía ha tomado acciones aisladas. Una de las grandes debilidades de la política energética a nivel de gobierno es que no incluye elementos de eficiencia energética. Esta situación conlleva al mal uso de recursos, pérdidas económicas y daño medioambiental. De acuerdo al reporte acerca de eficiencia energética en Latino América y el Caribe (Carpio, 2011) ha habido algunos progresos en eficiencia energética en Bolivia pero su implementación parcial y limitada requiere superar varias barreras para lo que es necesario continuar con el apoyo de los programas de la cooperación internacional, mejorar la participación del Gobierno, los beneficios para las compañías e industrias deben ser más visibles y tangibles, así como crear mecanismos de incentivo es imperativo, entre otros.

2. DESCRIPCIÓN DEL PROBLEMA

La economía boliviana está fuertemente influenciada por actividades extractivas como la minería, explotación forestal, agricultura y la producción de petróleo y gas natural. La estructura del PIB lo demuestra siendo el petróleo y gas natural responsables del 12,96% de la generación de valor agregado, seguido de los servicios públicos con 11,92% y la industria manufacturera con 11,62% (INE,2011). De este modo, a pesar de ser uno de los pocos países latinoamericanos autosuficientes en generación de energía eléctrica, las fuentes de las que esta proviene son principalmente recursos no renovables.
El potencial de energía producida por fuentes renovables no está efectivamente utilizado como es el caso del potencial de generación hidroeléctrica. De acuerdo al Viceministerio de Energía y electricidad, Bolivia usa apenas un 1.19% de su potencial hidroeléctrico (ENERGETICA, 2011). Esto significa que Bolivia solo usa 475,6 MW de un potencial generador de 40 GW. Y en lo relacionado a la constitución de la matriz energética, el 37% es generado por fuentes hídricas mientras que el restante 63% es de generación termoeléctrica, esto por un criterio de acceso a la energía más barata en términos de producción. Aunque desde el punto de vista económico esto tiene sentido, estos criterios han frenado por años la posibilidad de incrementar la generación eléctrica con recursos no renovables.
En los últimos 7 años en los que el gobierno ha tratado de retomar un papel preponderante en el manejo de los sectores energéticos, las inversiones gubernamentales no han sido suficientes para prevenir la actual crisis energética. De acuerdo a los expertos, la situación actual se debe a diversos factores, entre ellos la Actual Ley de Electricidad n° 1604 emitida durante una etapa de capitalización de las empresas que fue diseñada para regular el mercado puramente basado en la oferta y demanda. En ese entonces el rol del estado era puramente de regulador sin responsabilidad de planificar o invertir. Por lo tanto la Actual legislación esta fuera de contexto con las políticas económicas y sociales como el acceso universal a la electricidad y la transformación de la matriz energética. (MURIEL V. , 2011)
En cuanto a la demanda, se sabe que las industrias, grandes y pequeñas, son los consumidores que gastan más energía. En el segmento domiciliario el desperdicio ocurre debido a aspectos de comportamientos por consumidores finales, ocasionando grandes pérdidas. Esto se agrava por que las tasas de energía están subsidiadas desde 2004 por lo que no existe un incentivo real en ahorrar energía ni dinero. El subsidio es indirecto ya que lo que esta subsidiado es el precio del gas natural utilizado en la generación termoeléctrica, resultando en tarifas que están entre las más bajas de Latino América, con una estructura que incluso beneficia al sector industrial que paga 4,68 centavos de dólar por kWh en comparación al segmento residencial y comercial con tarifas de 6,72 y 10,14 ctvs $/kWh (GOMEZ, 2010). Otro ejemplo, Bolivia desperdició 120 millones por año y 32 mega watts de electricidad durante varios años por el uso masivo de focos incandescentes, estas cifras disminuyeron gracias a la implementación de un programa de sustitución de bombillos en el 2008.
En la década pasada algunos programas de eficiencia energética se aplicaron sin una marco de referencia político claro y lineamientos gubernamentales para evaluar los resultados. En la actual coyuntura de generación, transmisión y distribución de electricidad el problema está relacionado con inversiones que no fueron realizadas oportunamente, influidos sin lugar a dudas por la falta de seguridad jurídica para las inversiones que ha caracterizado el ultimo quinquenio a la cabeza del actual gobierno, así como problemas de planificación del crecimiento y expansión del sector eléctrico que no fueron oportunamente tomados en cuenta.
El SIN (Sistema Interconectado Nacional, encargado de la generación, transporte y distribución de electricidad) está operando por debajo de la reserva de seguridad legal de 10% de la capacidad de generación, esta situación pone al mercado en su conjunto en riesgo de cortes, lo que ocurrió en por ejemplo en abril del 2011, cuando una emergencia técnica ocurrió durante un instalación de una turbina de ciclo combinado en una de las plantas termoeléctricas mas grandes (Guaracachi con 320 MW de capacidad) cuando una parte de la turbina voló mientras se ponía en marcha. Este incidente afectó severamente al mercado reduciendo la oferta total en 10%, demorando el proyecto de expansión por 9 meses y ocasionando cortes en varias ciudades durante varias semanas (Los Tiempos, 2011)
Sin embargo no todo es negativo, los principales avances en eficiencia energética en nuestro país se han dado gracias a programas auspiciados por organismos internacionales como el Energy Sector Management Assistance Programme del Banco Mundial (ESMAP/BM), que logró entre otros: aprobar un marco regulatorio general para electrificación rural; sentar las bases de lo que posteriormente se definió como el Programa Nacional de Electrificación Rural (PRONER), desarrollar las primeras experiencias de diagnósticos energéticos en empresas industriales y en el sector hotelero, y la capacitación de los primeros técnicos nacionales en auditorías energéticas (BOLIVIA INDUSTRY, 2012). En el futuro el FOMIN, programa de financiamiento supeditado al BID, se constituye en una oportunidad para financiar proyectos con orientación de eficiencia energética ya sea en el sector público, privado y ONG´s.
En cuanto a iniciativas gubernamentales destaca un incipiente Programa Nacional de Eficiencia Energética instituido desde 2008 que implementó una campaña de concientización de uso racional de la energía y una campaña nacional, con altísima difusión a través de los medios de comunicación, para sustituir los focos incandescentes por lámparas fluorescentes, popularmente llamados “focos ahorradores”, lo que según el Comité Nacional de Despacho de Carga significó una reducción en la demanda de 96,3 MW.
A nivel del consumidor industrial existe una insuficiente regulación específica que oriente y controle el desempeño medioambiental del sector industrial y manufacturero, lo que sumado a que los temas de eficiencia energéticas son relativamente nuevos en el país comparados con otros contextos, resulta en una carencia de profesionales, técnicos y administradores con conocimientos y experiencias sólidas para tratar estos temas dentro de las empresas. Esto se refleja también en la oferta formativa de Universidades e Instituciones que gradual pero lentamente van incorporando estos temas en sus currículas. Esto último es muy importante para ir introduciendo y cimentando este tema en el interés público ante las instituciones con poder político.

2.1 Ecoeficiencia y Desarrollo

El concepto actual de desarrollo se centra principalmente en el crecimiento económico ilimitado. Esta concepción contrasta con la limitada capacidad los sistemas de soporte que ofrece el planeta con relación a las crecientes exigencias de la Humanidad. Existe un consenso generalizado en que este antagonismo es claramente insostenible y precisa una solución urgente.
En la última década, se han introducido nuevos enfoques para adaptar los procesos de producción y consumo a formas más eficientes en el uso de los recursos naturales, que reduzcan la carga sobre el medio ambiente y además generen valor. El enfoque que actualmente presenta un mayor potencial es el de la Ecoeficiencia, que aporta simultáneamente beneficios económicos y ambientales, con un planteamiento a nivel empresarial.
Así como la adopción de la ecoeficiencia como modelo de desarrollo requiere de la participación de múltiples actores entre los que está el gobierno, los organismos de ayuda internacional, la sociedad y las empresas; su medición tiene muchas dimensiones que incluyen la reducción emisiones contaminantes, la reducción de residuos, el ahorro en recursos materiales, la eficiencia de los procesos, el ahorro de energía y la mejora de la calidad de vida.
Dada la explicación de la situación actual del sector energético en Bolivia, el presente proyecto se va a centrar en el ahorro energético como dimensión de la ecoeficiencia a ser estudiada a través de la dinámica de sistemas.

3. DIAGRAMA CAUSAL

La Ecoeficiencia como modelo de desarrollo energético

4. DIAGRAMA DE FLUJOS

La Ecoeficiencia como modelo de desarrollo energético


5. CONCLUSIONES

Las preocupaciones mundiales acerca del uso eficiente y responsable de los recursos naturales y la problemática particular del sector energético boliviano no pueden pretender ser solucionados, o al menos presentar mejoras considerables, si no se consideran desde un punto de vista sistémico. Gracias a éste ha sido posible identificar varios actores y las relaciones entre ellos que son tanto materiales (recursos de explotación, flujos de dinero, energía) como de tipo intangible (decisiones, políticas, conciencia social), lo que es explicado en los diagramas causales y de flujos presentados en el presente proyecto. Contrastando los antecedentes históricos con los diagramas se logran explicar los insuficientes avances en política de eficiencia energética en el pasado e Bolivia y se ha logrado un nuevo marco referencial para las intervenciones futuras, que al considerar todas las relaciones y actores en forma holística proporciona un entendimiento mayor del comportamiento del sistema y permitirá simular futuros iniciativas de mejora para minimizar efectos inesperados, resistencia al cambio y efectos no previstos en su implantación

(*) Puede solicitar información más detallada de este trabajo al autor


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