Objetos y sistemas
En esta primera apropiación del concepto de sistema, que puede resultar muy extendida en el mundo científico actual, el objeto sigue siendo de forma encubierta la entidad real última, predominando así el uso lógico del concepto de sistema.
La modalidad que asume esta aproximación puede ser graficada de la siguiente forma. Un especialista, un urbanista, entiende inicialmente que un barrio de una ciudad es inicialmente comprensible a partir de términos estrictamente urbanísticos, y cualificarlo acorde a ellos asignándole una cualidad, por ejemplo de ser un barrio residencial. Ahora bien, su ubicación dentro de la ciudad, la modificación del transporte público y el incremento de la demanda de las familias hacen de él en pocos años un barrio comercial.
El cambio sufrido por el objeto, es decir por el barrio, es tan rápido y tan claramente dependiente del resto de la ciudad, del transporte, así como de la economía, que el urbanista se plantea a continuación entender el barrio como algo que "depende de un algo" que va más allá de lo propiamente urbanístico, y crea un concepto para entender su objeto en dependencia que denomina "sistema urbano". Si antes el barrio era descrito y determinado únicamente por conceptos urbanísticos como trama urbana de calles, densidad de las viviendas, etcétera, ahora esas variables se conectan con las de transporte, rentas, etcétera, para investigar cómo éstas influyen en aquellas y determinan en definitiva lo que ese barrio será o pueda llegar a ser.
En esta aproximación el término sistema es utilizado como marco lógico que permite una descripción en la que intervienen distintos "objetos", sujetos cada uno de ellos a descripciones disciplinares distintas, y por ende a distintos lenguajes, la economía, la ingeniería de transporte, el urbanismo etcétera. Este uso de lo sistémico como lógica, o en términos puramente lógico-lingüístico, reifica ontológicamente el objeto, pues en última instancia intenta describir una realidad de objetos producida por objetos.
El término sistema se utiliza en estos contextos para significar que estos objetos se comprenderán mejor si se entienden como el resultado de la interacción de una serie de otros objetos de naturaleza distintas los unos de los otros, pero no como una emergencia en el sentido fuerte. Pues si fuese el barrio, por ejemplo, efectivamente una emergencia no habría fronteras posibles entre unos y otros, y aquello que apriorísticamente se señaló como lo económico, seria tan urbanístico, como lo que apriorísticamente se llamó de urbanístico, y éste tan social como lo que apriorísticamente se designo en el análisis como lo social, y aquello que se denominó apriorísticamente como barrio seria finalmente indescriptible.
En este sentido, el uso del concepto de sistema en un sentido lógico no da lugar a entidad fenomenológica nueva alguna, pues lo que sigue habiendo "allí afuera" son objetos en relación, cosa que la física clásica había establecido y clarificado ya varios siglos atrás.
Efectivamente, los objetos pueden ser entendidos como entidades globales, resultantes de la interacción de varios elementos, en el sentido de la mecánica clásica. Es decir, donde interactuan los unos con los otros, e incluso cambian (el barrio crece, cambia de perfil urbano, etcétera), pero nunca dejan de ser lo que son, pues, en última instancia, eso que son es previo a su interacción, es dado, al igual que los objetos están dados.
Lo que en el uso lógico del concepto de sistema formalmente se denomina sistema es una designación convencional que se da a una agrupación de objetos en relación.
Esta aproximación objetual a la idea de sistema tiene que ver, entre otros, con su origen en tanto que siendo una lógica y no una ontología.
Rodrigo Jiliberto Herrera
Economista, MSc. Director de TAU Consultora Ambiental
Santa Matilde 4
28014 Madrid, España
rjiliberto@taugroup.com
(*) Si lo desea puede solicitar información más detallada de este trabajo al autor del texto
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