1) ¿Su vinculación con la Dinámica de Sistemas comienza durante su etapa de estudiante o es posterior a la misma?
Mis estudios superiores tuvieron lugar en la primera mitad de los sesenta, época en la que la dinámica de sistemas no había alcanzado la difusión que tendría en el decenio siguiente, a raíz de la publicación del primer Informe al Club de Roma. En mis tiempos de estudiante se hablaba más bien de la cibernética como cuerpo de doctrina emergente en el que el estudio de la realimentación en sistemas tecnológicos, biológicos y sociales ocupaba un papel preeminente. Hasta principios de los años setenta no tengo noticias de la dinámica de sistemas como método concreto para aplicar esas ideas.
¿Recuerda cual fue su primer modelo de simulación dinámica?
Fue el estudio del impacto demográfico de la factoría siderúrgica de Sagunto, pequeña ciudad del este de España. Esta ciudad tenía a principios de los setenta una economía fundamentalmente agraria y con la implantación de la siderúrgica se pretendía fomentar su industrialización. Se trataba de modelar el profundo cambio demográfico que presimiblemente se iba a producir como consecuencia de la construcción de la siderúrgica. La consultora encargada por el Ayuntamiento de Sagunto nos encargó el modelo ya que las técnicas convencionales de corte econométrico difícilmente podían dar cuenta del cambio cualitativo que iba a producirse la zona. El modelo alcanzó cierto éxito y fue posiblemente la punta de lanza en la introducción de la dinámica de sistemas en España al menos, por lo que se refiere a aplicaciones urbanas y regionales. Todo esto fue en 1976.
¿Podría comentarnos algo acerca de sus actuales trabajos?
Tienen un carácter más bien metodológico. La cuestión que me ha preocupado durante bastante tiempo es la de analizar el cambio cualitativo de comportamientos en modelos de dinámica de sistemas. Por citar un caso extremo, cómo pueden producirse en un mismo modelo comportamientos alternativos, en algunos casos completamente dispares, como el crecimiento sostenido o el declive. Además se trata de determinar qué parámetros están asociados a la producción de esos diferentes comportamientos y especialmente en torno a qué valores de los parámetros se pueden producir esos cambios radicales. El interés de estos trabajos posee un carácter marcadamente estratégico.
Una cuestión que puede resultar sorprendente a primera vista es su estrecha vinculación con cuestiones de orden filosófico en su relación con la Ingeniería.
¿Cuándo comienza este interés y que motiva este apasionado interés por dejar en claro los puntos comunes y las diferencias entre la ingeniería y la ciencia?
Curiosamente los problemas relativos a las relaciones entre ciencia y técnica tienen sus orígenes en el afán de fundamentar los modelos de dinámica de sistemas. Mi vida académica ha tenido dos polos: los modelos de dinámica de sistemas, en estrecha interacción con la ciencias sociales, por una parte; y el análisis y diseño de sistemas de control convencionales, normalmente en aplicaciones electromecánicas. En este segundo dominio no suele haber especiales problemas de fundamentación. En principio, las máquinas suelen funcionar adecuadamente y los principios sobre los que se sustenta ese funcionamiento se consideran aceptablemente conocidos. No sucede lo mismo en el caso de los modelos en las ciencias sociales y ahí uno se ve inevitablemente empujado a tener que replantearse problemas de fundamentación que normalmente se soslayan en la ingeniería tradicional.
Algunos de sus artículos abordan temas que exigen al lector un esfuerzo de abstracción notable, un saludable ejercicio de la facultad de pensar, pero que le permiten tropezarse con frases breves y simples que encierran enseñanzas notables. Entre otras cosas capto fuertemente mi atención que "la creación requiere la existencia de holguras" y que el "pluralismo es una forma de constatación de la realidad". ¿Están estos elementos presentes en el proceso de creación de un modelo de simulación dinámica?
La respuesta a la última cuestión es claramente afirmativa. La creación de un modelo de simulación dinámica es un acto de creación, valga la redundancia, como pueda serlo el de un artista que capta los rasgos característicos de aquello que trata de plasmar en una obra de arte. Este acto de creación, por descontado, está sometido a unos cánones de aceptación que incluyen de forma primordial el que el comportamiento del modelo se ajuste a unas determinadas referencias. El acto de creación comporta una ausencia de predeterminación, más allá del ajuste a ciertos modos de referencia, que da al arte del modelista todo su valor. En particular, esta carencia de predeterminación suministra el carácter pluralista a la empresa de modelado.
También dice Ud que el hombre se enfrenta al desafío de satisfacer necesidades crecientes cuyo horizonte se le escapa. ¿Es posible pensar un mundo sostenible controlado por un hombre cuyas necesidades parecen no tener límite?
Tengo que reconocer que el concepto de desarrollo sostenible (y consecuentemente el de mundo sostenible) se me escapa. Si con él se quiere afirmar que debemos reducir al mínimo para las futuras generaciones el lastre de nuestros desechos, o el irreversible agotamiento de recursos, es claro que nadie bien nacido debe ser insensible a estas proclamas. El problema surge por el hecho de que al encontrarnos con un futuro abierto difícilmente podemos establecer en qué medida las cotas alcanzables preacondicionan nuestros comportamientos actuales.
El gran problema está, a mi parecer, en como hacer compatible sobre un pequeño planeta como el nuestro, la existencia digna de varios miles de millones de personas (la supuesta solución obvia de reducir drásticamente la población hay que rechazarla como una petición de principio) para esta generación y para las futuras.
En uno de sus artículos comenta que el hombre ha ido cambiando el mundo natural por uno artificial, lo cual indudablemente le brinda una calidad de vida muy superior a la del hombre de las cavernas. Una paradoja que se da actualmente, sobre todo en países poco desarrollados (tal el caso de Argentina) es que los avances en la medicina y la asistencia social permiten extender la vida de personas que luego no tienen una existencia agradable por estrecheces económicas, falta de afecto y contención etc. ¿No ve Ud una contradicción en una "dinámica poblacional" que hace a los hombres más longevos para vivir una vida que en muchos casos pareciera no valer la pena?
La respuesta a esta pregunta está muy relacionada con la anterior. En realidad, el proceso histórico que llamamos civilización puede considerarse simplemente como el de erección de un mundo artificial, que es en el que hoy estamos inmersos y en el que se desarrolla nuestra vida. Pensemos, por ejemplo, sin ir más lejos, que la totalidad de los productos que forman nuestra alimentación son artificiales (me refiero, por ejemplo, al trigo que comemos), son el resultado de una selección artificial inducida por el designio humano. Nosotros mismos somos productos artificiales. Sin esa artificialidad es indudable que nuestra especie no habría alcanzado el nivel de población que posee. Si consideramos esto como la cara del asunto, la cruz sería que ese desarrollo civilizador no se ha producido sin tensiones y desequilibrios, por una parte, y por otra que la capacidad de sustentación del planeta para soportar ese mundo artificial es una cuestión abierta que constituye un reto, en el sentido más estricto de ese término, que no podemos eludir.
Los problemas ocasionales que se presentan (alguno de los cuales, como los de su país, Argentina, confiemos que tengan rápida solución) habrá que abordarlos desde dentro de este, podríamos llamar, flujo de civilización.
Una vieja canción patriótica argentina que cantábamos de niños decía, en alusión a nuestro más conocido educador (también ex presidente), "al darle el saber, les diste el alma". Leyendo sus artículos, he comprendido después de tantos años el sentido de unas palabras repetidas mecánicamente. ¿Me equivoco, o hay también en sus reflexiones la intención de dotar de "alma" a la ingeniería, y en transmitir a sus lectores el indudable gozo que proporciona la aventura del conocimiento?
La aventura del conocimiento y el placer de la acción, añadiría yo. En todo caso no hay que olvidar que el concepto de realimentación, la idea clave tanto de la dinámica de sistemas como de la ingeniería de control, constituye la aportación conceptual posiblemente más importante que se ha producido desde la ingeniería, en el siglo XX, para la comprensión del comportamiento de los sistemas y, en consecuencia, para un mejor conocimiento del mundo en el que nos desenvolvemos.
Por último, en España e Hispanoamérica, la mayoría de los que han aprendido de DS han comenzado con su libro Introducción a la DS. ¿Se siente Ud orgulloso por ello?
Es indudablemente una sólida fuente de satisfacción.
(*) Si lo desea puede solicitar información más detallada de este trabajo al autor del texto
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